17.3.06

 

DIOS, ¿EXISTE? (01-02-2006)

Desde hace milenios ésta es la gran pregunta, la más importante de toda la existencia: ¿Dios existe?. Antiguamente adoraban al sol, la luna, las estrellas, animales, cosas o se divinizaba a algún personaje de la época, lo adoraban y hasta ofrecían la sangre de algún desgraciado(a), para calmar, en su ignorancia, las iras del mal, de la tierra (huracanes, terremotos, devastaciones, epidemias, etc.). Desde hace al menos un millón de años se adora a alguna cosa o persona.

Hace tan sólo 2.000 años que Jesús de Nazaret apareció en la tierra. El Hijo de Dios como se proclamó, intentó en vano salvar a la humanidad. Se lo pagaron con la tortura, el ensañamiento y la crucifixión. La Biblia recoge tantas diversidades de opiniones de profetas, magos y truhanes que es difícil conocer la verdad. La Santa Inquisición hizo furor, la hoguera era la purificación.

Siglos después de Jesús, apareció Mahoma que unió con su religión a todo un pueblo, que tenía muchos dioses, bajo un solo Dios: Alá, su libro sagrado es El Corán. Seguidores que se matan en enfrentamientos fratricidas, y en cambio profesan la misma religión del Islam o asesinan a los infieles por una desgraciada caricatura. Si se vierte sangre inocente o no, es seguro que va contra toda religión o mandamiento de cualquier Dios.

Hoy aún hay más dudas sobre la Creación del Universo. Quién lo hizo? Dónde está? Porqué? ... Está claro que el autor de la gran obra es un misterio insondable. La teoría de Charles Darwin de que descendemos de los monos y hemos bajado de los árboles, parece la más acertada. ¿Pero esos monos de donde salieron? ¿Y todo lo demás?. Ante esas preguntas hay algunos “iluminados” en EE.UU. que ofrecen una nueva teoría para renovar la existencia de Dios. Ofrecen la idea que esa supuesta divinidad es un ser de “diseño inteligente”, es decir un ente fabricado, que no es como Buda, Alá o Yavhé. Pero otra vez la pregunta sin respuesta: ¿por quién?. Encerrarse en el misterio no es la respuesta, como afirman “los representantes oficiales en la tierra” (sacerdotes, ulemas, santurrones, curas o monjas). No puede ser el mejor secreto jamás guardado.

Si existiera un Dios inteligente o diseñado por alguien jamás permitiría la tragedia en tres actos que asola a los humanos entre que nace, vive y muere. Diógenes de Sínope en el siglo 400 antes de Cristo dijo: “Yo no sé si hay dioses, pero debería de haberlos”. Está claro que es el temor, el miedo lo que frena las bajas pasiones y ruindades humanas. Porque es inútil insistir en los valores positivos que contiene la mente del ser humano. Al parecer merecemos un Dios justiciero y lo buscamos en el cielo, cuando lo lógico es encontrarlo entre nosotros.

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