CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

Todo escrito o caricatura que pueda ofender la sensibilidad y sentimiento de cualquier religión debe ser repudiado. Lo que no es lógico es que te rebanen la cabeza por un dibujo o escrito. La polémica y reacción violenta y de venganza por un dibujo donde aparece el Profeta Mahoma y en su turbante una bomba, no es justificable, quizás sí explicable. La libertad de expresión de palabra y obra, se basa en que la parte ofendida tiene su derecho a la denuncia, jamás al asesinato. Ni las fatuas contra escritores contra Salman Rusdhie, ni otras, tienen justificación.

El imán Ahmed Abu Laban, acogido desde hace más de 20 años en Dinamarca y que actúa con plena libertad, es el que ha encendido el tema. Los dibujos se publicaron en Septiembre/06 y hoy se provoca la polémica. Desde las mezquitas, púlpitos y madrazas no se pueden encender mechas en las mentes de los musulmanes. No se puede pregonar que el que no crea en su Dios Alá o su Profeta Mahoma es un infiel a perseguir. Su religión jamás muestra, no permiten ni una sola imagen de sus Profetas o fieles, es otra mentalidad que ha frenado a miles de artistas e intelectuales y aunque no comprendemos, lo aceptamos.

Más de 1.000 millones de creyentes tienen su libro Sagrado El Corán en la mente, en su cerebro y tienen sus costumbres y tradiciones a respetar. Pero todo el mundo se debería levantar contra los que lapidan, cortan las manos, extirpan el clítoris de la mujer, tienen a su pueblo sumido en la pobreza física y mental o utilizan a jóvenes hombres o mujeres a colocarse un cinturón lleno de bombas. Falta pedagogía de paz, concordia y tolerancia. El problema es cuando una religión manda sobre tu vida y hacienda y sólo ve su camino, cierra y niega a los otros sus vías de libertad y expresión. Imploro a Mahoma para que haga la luz entre sus seguidores.

Un infiel =Abraham Méndez Ramos-Autor del libro: ¿En Qué Dios Creer?