CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

Se habla mucho de los cafés tertulia que antaño se usaban por desconocidos y hoy afamados escritores, artistas o intelectuales, que escribieron grandes o desgraciadas obras, ante un vaso de vino, un larguísimo café con leche, que duraba toda la tarde-noche o un azucarillo y agua-ardiente que saboreaba el que tenía algunas monedas. Se reunían tertulianos al lado del más locuaz, del premiado de turno, profesor represaliado o del artista venido a menos. Era un refugio para literatos y artistas, que al no existir la “tele” se acogían a los bares-tertulias y comentaban los acontecimientos del día a día o de batallitas pasadas. Alguna película nos ha mostrado ese tipo de reuniones y los libros nos han aleccionado de la precariedad de los momentos. El Café Gijón fue uno de los más famosos.

Hoy todo ha cambiado y algunas librerías aprovechan espacios para poner su pequeño bar y organizan tertulias, conciertos o presentación de libros. Se intercambian experiencias, culturas, se mantiene una conversación, se recitan poemas y se venden libros. Algunas casas Regionales ofrecen este tipo de servicios a socios o simpatizantes. La Asociación Colegiada de Escritores de Catalunya (ACEC) o el Ateneu Barcelonés como entidades culturales de primer orden, nos invitan a presentaciones, recitales y tertulias. En estos ambientes suelen haber personas inquietas que se preocupan de organizar reuniones culturales, recitales poéticos, musicales, homenajes, presentaciones de libros, etc. Son anónimas personas que dedican su tiempo a los mayores. Con estas iniciativas ayudan a estas personas, a veces de más de 90 años, a mantenerse vivas, sus neuronas activas, sus piernas y sentimientos en movimiento. Es como una terapia de grupo, que reconstruye tejidos celulares, reactiva la mente con los recuerdos y hace activos a los jubilados. Pequeños refugios donde cantan, leen libros, recitan poemas, se comentan temas y donde los desconocidos se abrazan y besan como buenos amigos.

En algunas ocasiones Ayuntamientos, restaurantes o centros sociales ceden espacios para que se realicen estos actos culturales. En nuestro entorno tenemos muchas de esas modestas tertulias caseras y creo que jamás agradeceremos bastante el esfuerzo y las inquietudes de las personas que altruistamente dedican su tiempo, sus capacidades y sus ilusiones intelectuales a nuestros mayores. Solo hace falta hacer un llamamiento a la juventud, para que sea el motor que dé continuidad a estas iniciativas.


ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS
Directivo Tertulia El Glop
Socio de El Cor de l´Art