3.5.06
LOS ESPANTAPÁJAROS
Señores, está claro que todo ha cambiado, nada es lo que era. Antes cuando viajaba leía por las carreteras una serie de publicidades, que por machacona provocaba su compra o su recuerdo. Quien no vio “Para beber...”, “...mejores no hay”, “...de Chile”, etc. En cualquier pueblo de la ruta, árbol o piedra figuraba una leyenda, que en algunos casos aún perdura. En grandes prados y vergeles aparecían los distintos mensajes. Incluso algún espantapájaros lucía alguna publicidad. Como un mensaje subliminal ha quedado la egregia imagen del toro de Osborne.
Pero los tiempos cambian que es una barbaridad. En Holanda los granjeros, para obtener unos ingresos atípicos no solo por la venta del queso o de las vacas, se les ocurrió poner a sus ovejas, a modo de manta caballar, una publicidad de sus hoteles. Mientras pastaban se iban moviendo. El problema es que a los conductores les distraía, provocando algún accidente. Por eso las autoridades multan con 1.000 euros a los ganaderos, no sé si por oveja o en total.
Pero aún hay más. Tengo un cerezo y unos perales y cada año debo protegerlos para que los pajarillos no se coman mi modesta cosecha, no puse un espantapájaros, pero sí unos molinetes de viento, comprado en los chinos, se desmontaron todos, al final he puesto una fina malla. Este año comí cerezas. Otra anécdota es que en los pequeños pero fértiles huertos de Sant Joan Despí, he visto que de los árboles cuelgan una serie de discos relucientes, luminosos y ¿que son?, nada más y nada menos que CDs, que en su movimiento ahuyentan a los voraces pájaros. Hoy se ha cambiado la publicidad y la llevan la ovejas y el clásico espantapájaros hoy son unos clásicos de Prince, Sabina, Pavarotti o Ramoncín para espantar a inocentes pajarillos. ¿O es otra publicidad subliminal y en encubierto, de los manteros de turno?
Abraham Méndez Ramos
Pero los tiempos cambian que es una barbaridad. En Holanda los granjeros, para obtener unos ingresos atípicos no solo por la venta del queso o de las vacas, se les ocurrió poner a sus ovejas, a modo de manta caballar, una publicidad de sus hoteles. Mientras pastaban se iban moviendo. El problema es que a los conductores les distraía, provocando algún accidente. Por eso las autoridades multan con 1.000 euros a los ganaderos, no sé si por oveja o en total.
Pero aún hay más. Tengo un cerezo y unos perales y cada año debo protegerlos para que los pajarillos no se coman mi modesta cosecha, no puse un espantapájaros, pero sí unos molinetes de viento, comprado en los chinos, se desmontaron todos, al final he puesto una fina malla. Este año comí cerezas. Otra anécdota es que en los pequeños pero fértiles huertos de Sant Joan Despí, he visto que de los árboles cuelgan una serie de discos relucientes, luminosos y ¿que son?, nada más y nada menos que CDs, que en su movimiento ahuyentan a los voraces pájaros. Hoy se ha cambiado la publicidad y la llevan la ovejas y el clásico espantapájaros hoy son unos clásicos de Prince, Sabina, Pavarotti o Ramoncín para espantar a inocentes pajarillos. ¿O es otra publicidad subliminal y en encubierto, de los manteros de turno?
Abraham Méndez Ramos