3.9.07
NO JUZGUES Y NO SERÁS…
La frase bíblica de “no juzgues y no serás juzgado” se dijo en un tiempo y un momento determinado y esta sentencia lapidaria quedó como ejemplo al “que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. El filósofo y escritor señor José Ramón Ayllón escribió una vez sobre literatura “…De todos hablamos un poco. Más de los pasados, por esa natural elegancia que invita a no juzgar a los vivos” En este caso y en la clase con don Vicente Aleixandre hablaban y comentaban sobre muertos ilustres, alegando que cada uno tenía sus manías, rarezas, tics y sus valores, cultura o humanidades.
Un programa tomatero de televisión habla de los muertos y de los vivos en su día fueron famosos, con frivolidad, los pone a parir, no deja títere con cabeza y los tratan ante la opinión pública de poco menos que de delincuentes y apestados. Juzgan y sentencian, y se dicen periodistas (?). Ignoran que un día también ellos caerán en desgracia y serán juzgados y arrastrados sus nombres por el barro. Otro refrán dice: “si juegas con fuego, al final te quemarás”. No piensan que el ser humano tiene más virtudes que admirar, que desprecios para sacar a la luz, y que toda esta basura unida causa dolor, pena y sufrimientos a familias, amigos o simplemente conocidos. Y te dan una imagen desfigurada de la persona, que admirastes u odiastes en sus años de gloria. Es lícito opinar, reflexionar y emitir juicios, pero jamás sentenciar.
Un programa tomatero de televisión habla de los muertos y de los vivos en su día fueron famosos, con frivolidad, los pone a parir, no deja títere con cabeza y los tratan ante la opinión pública de poco menos que de delincuentes y apestados. Juzgan y sentencian, y se dicen periodistas (?). Ignoran que un día también ellos caerán en desgracia y serán juzgados y arrastrados sus nombres por el barro. Otro refrán dice: “si juegas con fuego, al final te quemarás”. No piensan que el ser humano tiene más virtudes que admirar, que desprecios para sacar a la luz, y que toda esta basura unida causa dolor, pena y sufrimientos a familias, amigos o simplemente conocidos. Y te dan una imagen desfigurada de la persona, que admirastes u odiastes en sus años de gloria. Es lícito opinar, reflexionar y emitir juicios, pero jamás sentenciar.