30.8.07

 

HABLAR CON LOS MUERTOS

Hoy día, creo que, nadie piensa que se puede hablar o comunicarse con los muertos. Por muy bonito que nos lo presente el mago o mentalista Robert Blake, Uri Geller doblando cucharas o cualquier chamán o charlatán de turno. A las voces de ultratumba, las cacofonías, a los fantasmas en los palacios, como el de Linares que susurraban ¡¡ Raimunda, Raimunda !! o a las caras de Belmez no se les debe tener miedo porque están muertos, desaparecidos. A los que se ha de tener miedo, pavor y horror es a los vivos que son los únicos que te pueden hacer daño.

La escritora Joana Bonet escribió un artículo (8-2006) titulado “Mensaje en una botella” sobre un padre fallecido (¿el de ella?) y pidió una señal del muerto. No sé si lo logró. Lo que si es cierto es que los vivos utilizan las páginas necrológicas de los periódicos para enviar a los muertos unos mensajes, unos duelos, consuelo y recuerdos hacia el fallecido. Algunas esquelas mortuorias se publican una vez al año, otras (los Martínez) cada día 14 inexorablemente y algunas familias pudientes hacen un despliegue publicitario, utilizando una página completa para testimoniar al difunto. En algunas esquelas aparecen cruces o estrellas de David dando a conocer la condición religiosa del difunto. Algunos solo pueden poner una esquelita y los más nada, ni un triste recuerdo periodístico. Es muy difícil, aunque nada hay imposible, que a un muerto le llegue cualquier mensaje aunque sea en una botella. El recuerdo de la persona querida y que hemos perdido para siempre, solo lo conservamos en nuestro cerebro, corazón y en nuestras más íntimas entrañas o en las sentimentales fotos que van envejeciendo al igual que nosotros, pero con las que podemos hablar y consolarnos. Descansen en paz todos, porque muy pronto estaremos con ellos.

ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS-Escritor

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