CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

La política pierde poder y atracción porque sus actores, los políticos, están alejados de la realidad, sólo se miran su ombligo, es más solo velan por sus propios intereses, de partido y como figurones en la sociedad. No miran al pueblo, ni para el pueblo, gobiernan, ordenan y mandan para su propio ego y sus símbolos. Los mandamases no pisan la calle, por lo tanto no pueden saber lo que el ciudadano quiere, sueña o necesita en la vida: paz, trabajo y libertad. Esto se traduce a todos los aspectos de la vida cotidiana como casa, calle, empleo, familia, impuestos, tolerancia, civismo, seguridad, etc. etc. Lo que si muchos precisan son orientaciones, guías a nuestro quehacer diario para mantener una buena convivencia, pero no necesitamos imposiciones y leyes que nos sometan a caprichos con caras zonas verdes o azules, sancionadoras no vigilantes, malos trazados de transportes, rotondas extrañas, semáforos descoordinados, riegos a destiempo, multas en mínimas velocidades, multas diversas, grúas que te intimidan… Demasiadas exigencias y todo por “triplicado” como en el antiguo régimen donde nadie movía un pelo.

Los gobernantes deben aportar soluciones a los problemas que el mismo humano ha creado en este mundo moderno, pero con unos impuestos acorde con el servicio que se ofrece. La gente ve demasiados funcionarios, muchos políticos que no generan nada a la sociedad, ningún beneficio. Esos políticos electos solamente deben gestionar nuestro dinero, distribuirlo bien y no con favoritismos o amiguismos políticos o de siglas. Hay peleas partidistas, solo por las siglas del partido y no a favor del ciudadano. A los políticos no les debemos nada sencillamente son nuestros gestores, que colocamos con nuestro voto en tal o cual puesto de responsabilidad, para que nos administren bien. La sociedad es el motor, nosotros somos los que ponemos la “gasolina”, somos los que trabajamos de sol a sol y muchas veces, después de acribillarte toda la vida a sanciones, multas e impuestos, mueres sin llegar a ver el fruto de tu esfuerzo económico y solidario.

Pero el “ladrillazo” funciona, los okupas no sabemos qué quieren, la droga aumenta, los pisos menguan, las hipotecas crecen, las pateras llegan, la guerra sigue y el terrorismo nos tiene acogotados, ladrones en el metro, pobres por las calles, la lacra de limpias y pincharuedas, mafias de todo tipo y la seguridad social colapsada por sin papeles, eso sí los programas de la bragueta o del corazón nos atontan. En lugar de ofrecer cultura, investigación, programas educativos y formativos, te dan programas basura, “periodistas de investigación” que rebuscan durante años en los vertederos de la calle, no en bibliotecas o hemerotecas La sociedad, el ciudadano no se merece esto.

Llamas a las puertas de tus gobernantes, gestores o funcionarios y se cierran, alargan temas o ni tan siquiera se abren, el “vuelva usted mañana” aún funciona. Es entonces cuando muchos sueños, ilusiones, proyectos te van abandonando por la desidia del mandamás de turno, al que jamás podrás acceder directamente, porque en el camino te encontrarás un sin fin de ventanillas con el letrero “hoy no toca”. Pero nuestro voto es oro y unidos es un gran brillante en bruto que hemos de saber distribuir según la idiosincrasia de cada uno, aunque el gran error es la “ideología” porque no deberíamos de tener ningún tipo de ideología diferenciada, sino unos derechos y obligaciones iguales para todos. No es que tengamos que estar uniformados y seguir al líder que nos promete el paraíso, pero sí hemos de estar al lado del que promete y cumple. Nos debe importar el hombre y su nombre, no las siglas que representa.