15.9.07
EL CEREBRO DEL MUNDO
El cerebro es uno de los órganos principales del ser humano, luego vienen las venas, corazón, tripas, etcétera. Si el cerebro que dirige y rige nuestros pasos, pensamientos y tonterías te abandona o dimite alguna neurona te puedes volver tonto, ido o bobo y puedes ser muy peligroso. Creo que esto es lo que le ha sucedido al señor Bush, presidente de EE.UU., aunque me extrañaba que antes tuviera una cabeza bien amueblada y en su interior un cerebro adecuado. Los medios de comunicación dicen que le ha abandonado, le ha dimitido “su cerebro” y le están siguiendo varias neuronas, algunas que se meten en lavabos y piden guerra sexual. La materia gris se le está fundiendo a este personaje y ya no coordina sus movimientos y solo está por seguir la guerra de todas las guerras, aunque en su demencia mueran miles de seres humanos. Lo mismo le ocurre al talibán Bin Laden, que se camufla detrás de la televisión, tiñéndose el pelo, siguiendo las directrices de hace 1500 años, cuando el Profeta Mahoma pidió a su ejército que se tiñeran el pelo para despistar al enemigo. Y es que hay neuronas que jamás evolucionan y se anclan en el extremismo.
Si pierdes neuronas y materia gris, el cerebelo se te hace gachas y puedes acabar como una cabra y si eres una cabra es mejor encerrarte y dejar a otros que pasten en el valle de la paz. Lo que empezó con otros animales políticos como él, un tal Blair y el personajillo Aznar, debe finalizarlo y no llevar a más gente al matadero. Alguien se anima a coger el rebaño y llevarlo al corral, como canta el de “Opa, opa yo quiero un corral pá mis ovejitas, opa”. Y no es broma porque hay muchas vidas en juego.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS
Si pierdes neuronas y materia gris, el cerebelo se te hace gachas y puedes acabar como una cabra y si eres una cabra es mejor encerrarte y dejar a otros que pasten en el valle de la paz. Lo que empezó con otros animales políticos como él, un tal Blair y el personajillo Aznar, debe finalizarlo y no llevar a más gente al matadero. Alguien se anima a coger el rebaño y llevarlo al corral, como canta el de “Opa, opa yo quiero un corral pá mis ovejitas, opa”. Y no es broma porque hay muchas vidas en juego.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS