CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

Hace más de 30 años que murió el caudillo de España en la cama, como todo dictador. El discurso del señor Rajoy me ha parecido el mismo que el Generalísimo de todos los ejércitos de Tierra, Mar y Aire y desde el balcón del Palacio de Oriente dirigió a un millón de exaltados funcionarios pagados, militares adictos, curas, monjas, empresarios “de la escopeta nacional”, excombatientes y mirones todos.

Don Mariano en su proclamación como candidato a la presidencia de Gobierno y rodeado por toda: Una, Grande y Libre, exigió que todo el personal que estuviera en territorio español, fuera español y nada más que español. Es decir ultranacionalista de la España eterna. Nada de fruslerías y pobre de ti de sentirse sólo vasco, gallego o catalán. Obliga a todo ser viviente que se declare sólo español, de España. Le aplaudió la brunete política todo respeto me permito discrepar de sus ideas carcas, obsoletas proclamas, crispación de poder, soberbias nacionalistas, prepotencias militares, añoranzas franquistas y del antiguo régimen nacionalcatolico, yo me siento catalán-español y viceversa, y nací en Madrid, y no creo que sea un traidor, si no un hombre con visión de futuro.

Estas ideas deben quedarse en la oposición (el infierno) al menos 100 años, hasta que se quemen sus caducos ideales. Cuando se implantó la democracia y la Constitución, Barcelona congregó también a más de un millón de personas, que gritando, exigimos “libertad, amnistía y Estatut de Autonomía. Hoy pedimos, de momento, el Nuevo Estatuto, luego pediremos la modificación de la Constitución que ya le toca, para ser una Federación de Naciones, y ser iguales todas las Naciones o Estados de España. ¡¡ARRIBA LAS ESPAÑAS, Y OLÉ!!