10.9.07
EL ESCRITOR ASESINO
La escritura es buena para recordar o para olvidar, dependerá si deja huella y se lee (esto es mío). Un escritor y filósofo polaco, Kristian Bala, ha sido condenado a 25 años de prisión por escribir un libro, una novela (Amok= Cólera) ¡Ostras! Digo yo antes de leer toda la noticia, estoy apañado, con mis 14 libros escritos tengo cadena perpetua. Pero la realidad es otra. El personaje describe en su relato con “pelos y señales” el brutal asesinato del supuesto amante de su esposa, al que él mismo juzgó, sentenció y ajustició, y todo con el mejor estilo a lo Agatha Christie, Vázquez Montalbán (Carvalho) o Francisco González Ledesma (Méndez) de novela negra y criminal.
La policía que también lee y es lista la puñetera, siguió los pasos, las pistas y las huellas de un crimen cometido hacía siete años y coincidía casi exactamente con el relato del libro, que a modo de autobiografía el texto clamaba: ¡he sido yo!, vengan a por mí porque soy un bala, un asesino con celos patológicos. Este personaje no es digno de llamarse escritor, simplemente es un enfermo asesino. Mi refrán del principio se hace realidad la “escritura fue buena, dejó huella para detener a un criminal”. Es la deshonra de los escritores buenos o malos, por tanto el “julai” que se pudra en la trena, jerga policial que usaba mi buen amigo y siempre recordado Enrique Rubio, periodista de sucesos.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS-Escritor
La policía que también lee y es lista la puñetera, siguió los pasos, las pistas y las huellas de un crimen cometido hacía siete años y coincidía casi exactamente con el relato del libro, que a modo de autobiografía el texto clamaba: ¡he sido yo!, vengan a por mí porque soy un bala, un asesino con celos patológicos. Este personaje no es digno de llamarse escritor, simplemente es un enfermo asesino. Mi refrán del principio se hace realidad la “escritura fue buena, dejó huella para detener a un criminal”. Es la deshonra de los escritores buenos o malos, por tanto el “julai” que se pudra en la trena, jerga policial que usaba mi buen amigo y siempre recordado Enrique Rubio, periodista de sucesos.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS-Escritor