4.9.07
LADRONES DE TODO
Siempre ha habido ladrones. Conocemos algunos de los grades robos de la historia o las que se montan para hacer películas de romanos, del Oeste o actuales de cómo robar un banco, un hotel o un casino y parece que este tipo de delincuentes nos gustan, porque el chico es el más guapo y la chavala de turno tampoco está mal. Los Bonny and Clide es un triste ejemplo. Los ingenios que utilizan son muy sofisticados, los butrones, las lanzas térmicas y los “rififís” nos alucinan de lo fácil que es atracar, robar, por lo que nos muestran un camino de rosas. Hay ladrones de verdad que hasta nos caen simpáticos (El Lute, el Dioni). Hay chorizos para todos los gustos de guante blanco o de baja estofa. Que roban bancos, vehículos blindados o trenes de correos cargados de dinero. Últimamente las mafias del Este albano-kosovares se han instalado en España y lo roban todo. Nos atracan de día, en plena calle, en los coches, de noche a hurtadillas en tu propia habitación, en el mercado, donde sea y como sea. Estamos rodeados de maleantes por todas partes. También en las grandes esferas, en la alta sociedad se roba, hay banqueros, empresarios y alcaldes encarcelados por diversos asuntos sucios. En España hay 400 bandas del crimen organizado.
Pero hay robos y timos miserables y son los desaprensivos que atacan a ancianos o ciegos para arrebatarles sus escasos ahorros de toda la vida de esfuerzo y trabajo o los desgraciados que cambian la goma del gas y no son técnicos. Timos, trucos y trampas hay muchos para engañar o engañarnos. Se roban piezas arqueológicas, incunables, artículos en museos, en almacenes, en tiendas, parece que todos robamos. Miserables robos a los camioneros, personas que trabajan de día y de noche en las duras y largas carreteras, se detienen a descansar en un área determinada y les desvalijan toda la carga. También se roba ganado, sí, sí vacas, ovejas, gallinas, cerdos, piaras enteras, parece mentira que haya tanto chorizo suelto, pero organizado con planos, detalles, vehículos, etc. Es el oficio elegido por el ladrón, es su trabajo y no conocen otro e intentan, supongo, hacerlo lo mejor que pueden, salvo los chapuzas de turno, los intrusos que comienzan no tiene escuela y destrozan bienes culturales. Luego hay péritos, que a veces financian, los robos y le dan salida fácil en el mercado negro.
Hay temas que colman el “latrocinio” más bajo, en el cementerio de Santa Coloma de Gramanet roban las flores y las figuritas de los difuntos, para revenderlas o ponerlas a otros deudos. Pero los amigos de lo ajeno roban hasta algarrobas. Esto ya es lo último. “Grupos especializados de ladrones se desplazan cada año desde Valencia y Barcelona a los campos del Baix Ebre y el Montsià” en Tarragona para expoliar, robar miles de kilos de algarrobas. Se llevan hasta 12 millones de kilos de algarrobas cada año. Mientras los agricultores trabajan en este duro oficio y dejan el producto en el suelo por detrás les van robando, de un día para otro te desaparece todo el esfuerzo del día y del año. Los chorizos de algarrobas son delincuentes, bandas de gitanos (hay más de buenos) rumanos o marroquíes, que no utilizan caballos o carros como Curro Jiménez, estos van en lujosas furgonetas, remolques y camiones de gran tonelaje, cargan los sacos con nocturnidad y alevosía y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos nocturnos. La policía no da abasto en detener estos tipejos, con riesgos de sus vidas, pero luego los jueces los dejan en libertad, hay individuos que han sido detenidos centenares de veces, han entrado por una puerta en el juzgado y salido por la otra. Esto decepciona a las propias autoridades del orden y a los ciudadanos nos deja perplejos, como tontos
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS
Pero hay robos y timos miserables y son los desaprensivos que atacan a ancianos o ciegos para arrebatarles sus escasos ahorros de toda la vida de esfuerzo y trabajo o los desgraciados que cambian la goma del gas y no son técnicos. Timos, trucos y trampas hay muchos para engañar o engañarnos. Se roban piezas arqueológicas, incunables, artículos en museos, en almacenes, en tiendas, parece que todos robamos. Miserables robos a los camioneros, personas que trabajan de día y de noche en las duras y largas carreteras, se detienen a descansar en un área determinada y les desvalijan toda la carga. También se roba ganado, sí, sí vacas, ovejas, gallinas, cerdos, piaras enteras, parece mentira que haya tanto chorizo suelto, pero organizado con planos, detalles, vehículos, etc. Es el oficio elegido por el ladrón, es su trabajo y no conocen otro e intentan, supongo, hacerlo lo mejor que pueden, salvo los chapuzas de turno, los intrusos que comienzan no tiene escuela y destrozan bienes culturales. Luego hay péritos, que a veces financian, los robos y le dan salida fácil en el mercado negro.
Hay temas que colman el “latrocinio” más bajo, en el cementerio de Santa Coloma de Gramanet roban las flores y las figuritas de los difuntos, para revenderlas o ponerlas a otros deudos. Pero los amigos de lo ajeno roban hasta algarrobas. Esto ya es lo último. “Grupos especializados de ladrones se desplazan cada año desde Valencia y Barcelona a los campos del Baix Ebre y el Montsià” en Tarragona para expoliar, robar miles de kilos de algarrobas. Se llevan hasta 12 millones de kilos de algarrobas cada año. Mientras los agricultores trabajan en este duro oficio y dejan el producto en el suelo por detrás les van robando, de un día para otro te desaparece todo el esfuerzo del día y del año. Los chorizos de algarrobas son delincuentes, bandas de gitanos (hay más de buenos) rumanos o marroquíes, que no utilizan caballos o carros como Curro Jiménez, estos van en lujosas furgonetas, remolques y camiones de gran tonelaje, cargan los sacos con nocturnidad y alevosía y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos nocturnos. La policía no da abasto en detener estos tipejos, con riesgos de sus vidas, pero luego los jueces los dejan en libertad, hay individuos que han sido detenidos centenares de veces, han entrado por una puerta en el juzgado y salido por la otra. Esto decepciona a las propias autoridades del orden y a los ciudadanos nos deja perplejos, como tontos
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS