17.8.06

 

CUBA LIBRE 03/08/2006

Todo dictador quiere morir de anciano a los 90 o 100 años y en la cama, con honores patrios, en olor de multitud y ser reconocido por sus obras. No obstante siempre hay alguno de estos personajes que es ajusticiado por las masas, se suicida o afronta un consejo de guerra, no es nuevo y ocurre desde tiempos inmemoriales. No es tan normal que antes de morir ponga a un sucesor que intente seguir su “recto camino, su iluminada verdad, su egolatría personal, su revolución”. Y si piensa en una sucesión a dedo, lo lógico es que ponga a un joven político y que parezca que el pueblo lo acepta, aunque sea impuesto, o restituir en su cargo al rey o príncipe de turno o al político honesto que fue derrocado a punta de pistola o con ruido de sables, si vive.

Hoy una grave enfermedad aqueja al dictador bananero, el Comandante en Jefe Fidel Castro, y no se le ocurre otra cosa que poner a dedo a su hermanito Raúl de 75 añitos, otro anciano cargado de medallas que le encorva la espalda del peso del vil metal. Es otra vez el poder de la gerontocracia, con ideas caducas y viejas canciones de guerra y de sangre, “manu militari”, la bota en el cuello para que no opines, reflexiones y tengas la mente en blanco. Se han perdido varias generaciones que han vivido en la miseria, en la desinformación, en el control, el chivatazo, en el secretismo, en el miedo, sin libertad, el inventor de los balseros... Sólo el dictador y sus secuaces pueden pensar por ti. Su última gran revolución ofrecer una olla a presión para guisar mejor las “papas”. Vaya ideólogo de pacotilla. El mundo no lo quiere y hasta su hija, hermana y mejores amigos lo repudian, solo lo arropa su vieja guardia porque están en puestos destacados, son funcionarios bien alimentados, bien vestidos, en buenas casas y todo pagado.

Creo que el querido pueblo de Cuba no se merece ni un día más lo que durante casi 50 años le está pasando, es hora ya de que la menos mala de las políticas conocidas se imponga en Cuba: La Democracia. Una de las fórmulas de convivencia más pacíficas, sociales y justas que hoy podemos darnos. Con todos sus defectos, el valor principal es la libertad de voto, de expresión, de decisión de tu propio destino según tus ideales o tus sueños. Pero el pacífico y nuevo cambio lo deben hacer los propios cubanos y las naciones que les quieran ayudar como hermanos. Aquí no se debe intervenir ningún ejército, ni tirar un tiro, ni derramar una sola gota de sangre. Esto no es Irak.

El ejemplo lo tienen en la transición española, que aún no siendo todo lo perfecta que se deseaba fue una gran lección para el mundo. Parece que el dictador Franco lo dejó todo “atado y bien atado”, pero el pueblo soberano sabe elegir a sus dirigentes y si el pueblo se equivoca una vez puede rectificar cada cuatro años y no a los 40. Es una pena, pero contrariamente a lo que opina Fidel Castro, “la mayoría del mundo lo condenará y es seguro que la historia no lo absolverá”. Por este escrito en Cuba me meterían en la cárcel, me torturarían y hasta me fusilarían. A los hechos me remito. ¡Viva Cuba libre!

Abraham Méndez Ramos
65 añitos

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