13.6.07
LA TIERRA, MI TIERRA
Ahora nos empezamos a concienciar que en menos de 100 años hemos hecho lo posible por cargarnos el planeta. Por mucha voluntad que pongan Greenpeace, el músico Bono, voluntarios de ONG, etc. El mal está hecho y drásticamente hemos de dar soluciones al problema, no valen ni medias tintas, ni parches transitorios. El planeta se muere y en ello nos va la vida y el futuro de nuestra generación. Se dan largas a los problemas y dicen que en el 2025 o en el 2050 se solucionarán. Muchos moriremos antes. Hoy se dedica una ínfima cantidad a dejar de emitir gases tóxicos y contaminantes, y hasta esas fechas se seguirá lanzando veneno al espacio, al mar, a la tierra, mi tierra.
No me interesa un G-8 conservador y que los ocho Estados más poderosos de la tierra digan en una opípara comida y con grandes publicidades la limosna que dan. La solución definitiva es cerrar el grifo del petróleo, de industrias y minas de productos tóxicos, de fábricas de bombas atómicas, de automóviles contaminantes e inmediatamente ofrecer las decenas de alternativas en energías limpias que existen para que nuestras fábricas, coches, hospitales, casas no paren y sigan funcionando. Los grandes empresarios, magnates de las bolsas e importantes inversionistas y países emergentes como India y China, se pasan por el forro todo lo que digan las entidades solidarias y concienciadas con el problema o cualquier G-8. Sólo les interesa el beneficio rápido y a corto plazo, les importa un pito que nuestros cuerpos enfermen, que las radiaciones nos intoxiquen o que las poluciones nos maten, porque es posible que gracias a ello también obtengan beneficios directa o indirectamente. Si una empresa que contamina hace subir la bolsa, a ellos les importa solo las ganancias, si miles de personas se mueren por sida, cáncer, hambre, guerras ellos habrán vendido armas o medicamentos. Ese poder oculto es el peor de todos porque se mantiene en su conservadurismo o no les interesa progresar salvo que ganen pasta. También hay empresas inteligentes en las bolsas y valores económicos del mundo que apuestan por las energías renovables y limpias como bioetanol, eólico, baterías eléctricas, la fuerza del agua o el poder del sol. Bienes de primera necesidad que no se debería especular con ellos, salvo que estos beneficios redunden en la salud, la economía, la tranquilidad de las personas y del medioambiente, aunque la tierra, mi tierra, nuestra tierra siempre está en plena subasta.
No me interesa un G-8 conservador y que los ocho Estados más poderosos de la tierra digan en una opípara comida y con grandes publicidades la limosna que dan. La solución definitiva es cerrar el grifo del petróleo, de industrias y minas de productos tóxicos, de fábricas de bombas atómicas, de automóviles contaminantes e inmediatamente ofrecer las decenas de alternativas en energías limpias que existen para que nuestras fábricas, coches, hospitales, casas no paren y sigan funcionando. Los grandes empresarios, magnates de las bolsas e importantes inversionistas y países emergentes como India y China, se pasan por el forro todo lo que digan las entidades solidarias y concienciadas con el problema o cualquier G-8. Sólo les interesa el beneficio rápido y a corto plazo, les importa un pito que nuestros cuerpos enfermen, que las radiaciones nos intoxiquen o que las poluciones nos maten, porque es posible que gracias a ello también obtengan beneficios directa o indirectamente. Si una empresa que contamina hace subir la bolsa, a ellos les importa solo las ganancias, si miles de personas se mueren por sida, cáncer, hambre, guerras ellos habrán vendido armas o medicamentos. Ese poder oculto es el peor de todos porque se mantiene en su conservadurismo o no les interesa progresar salvo que ganen pasta. También hay empresas inteligentes en las bolsas y valores económicos del mundo que apuestan por las energías renovables y limpias como bioetanol, eólico, baterías eléctricas, la fuerza del agua o el poder del sol. Bienes de primera necesidad que no se debería especular con ellos, salvo que estos beneficios redunden en la salud, la economía, la tranquilidad de las personas y del medioambiente, aunque la tierra, mi tierra, nuestra tierra siempre está en plena subasta.