13.6.07

 

UNA REFLEXION AGRO-PESQUERA

No sé nada de granjas, ganaderos, cultivadores, agricultores, mineros, pescadores, etc. Es decir de todos los sectores que sirven para que el resto de los humanos lo dediquemos a vivir, consumir y comer. A veces me informo por periódicos de noticias agropecuarias o por radios en espacios como Agropopular, Onda Agraria, antaño Onda Pesquera o informaciones del mundo de la alimentación y la industria. Es por ello que aún no sabiendo nada del tema, de tal o cual sector intento estar un poco informado. Cuando era niño, tendría unos 8 años, mis padres dado mi estado lamentable y paupérrimo, casi de anorexia y de tiquismiquis, me enviaron al pueblo de mi madre con mi abuela en Báguena (Teruel) para que me repusiera. En ese pueblo estuve un año entero. Fue el más feliz de mi vida y lo recuerdo con nostalgia. Aprendí mucho en la escuela del pueblo con don Ángel, el buen maestro y las correrías con mis amigos jugando a la pelota detrás de la iglesia, pero lo que más recuerdo, con mi tío Ramiro, cuando iba a los huertos, a los campos, con el burro o la mula, donde recogí uva, patatas, tomates, peras, manzanas, remolacha...segué trigo, alfalfa y trillé la mies, pisé uva y pesqué en el río Jiloca. Ayudé a la matanza del cerdo y ha hacer longanizas, ordeñé vacas y cogí huevos recién puestos de huidizas gallinas, en definitiva estuve con la naturaleza, la que nos da el alimento de la vida.

Escribo de hace 57 años cuando todo se cogía del terruño y un kilo de patatas, de cebollas, un litro de leche o una barra de pan blanco de contrabando, tenía un gran valor y el esfuerzo de los agricultores, ganaderos y gente del campo poco se tenía en cuenta. Hoy en día todo pasa por cámaras frigoríficas que durante meses los productos aún verdes y duros se conservan y se sacan a la venta cuando la técnica quiere o el mercado lo reclama por su alza de precios. El Mercado Común nos exige plantar esto, arrancar aquello o dejar de producir lo otro. O no pescar en tal zona porque está vetada o el conflicto económico no está resuelto. Toda esta reflexión me lleva al punto que debemos denunciar el poco valor y mérito que le damos a estos esforzados hombres y mujeres del campo, que aún trabajan de sol a sol, recibiendo miserables compensaciones económicas por sus explotaciones y deben unirse en cooperativas, a las que se les regula el precio. Precios que hoy están más bajos que hace 5 años, en cambio los productos son más caros. No lo entiendo. Cuando además sufren heladas, granizadas, incendios, inundaciones y todo tipo de inclemencias. Es decir se sigue sin tener en cuenta ese trabajo. Por ejemplo la industria lechera debido a sus bajos precios ha perdido hasta hoy 77 millones de €., según Prolec (Fed. Productores de Leche) La paradoja un litro de leche está en 0.31 €, y el coste de producción está cifrado en 0.34 €, y las mandarinas claudias que la caja de 20 kilos se paga a menos de 1 € y en las estanterías están?, diga usted el precio.

Eso sí, los intermediarios, grandes cadenas de distribución, multinacionales compran, venden y cotizan en bolsa por millones de euros y tan sólo hacen un trabajo burocrático, desde sus enormes y lujosos despachos, cuando otros, el pueblo, se llevan todo el peso físico y psíquico. Al ir al mercado, plaza o super deberíamos pensar que las manzanas, plátanos o frutos del mar están ahí gracias al sudor, al esfuerzo y muchas veces a la muerte de algunos de estos trabajadores por las iras del mar, del aire o de la tierra.

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