CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

He realizado, con mi esposa y amigos, varios cruceros, grandes y pequeños. De todos he sacado algo positivo. Y en todos hemos disfrutado y sentido felices. En una ocasión hasta fui con mi nieto, sobrinos y ¡ la suegra !, que ya tiene mérito. No desisto de repetir algún viaje más de las denominadas “vacaciones en el mar”. Las agencias contratadas, la tripulación, marineros, cocineros, camareros y los mandos de los Cruceros han colmado nuestras expectativas, obteniendo una gran satisfacción, a un precio adecuado a los servicios y la máxima seguridad.

Es por ello que me extraña mucho el error, negligencia o mala maniobra del Capitán de la Nave “Sea Diamond” que colisionó con un arrecife en Santorini (Grecia), Isla que he visitado dos veces. Raro es que el barco no detectara esa gran roca, que los profesionales de la cabina de mando no actuaran a tiempo o que el capitán reaccionara tarde o con pocos reflejos. El otro día se achacaba la tragedia a su juventud, no creo que sea ése el motivo, ya que antes de tomar el mando tiene que haber pasado años en una escuela, cursos de preparación, horas de navegación y largos viajes al lado de otro Capitán con experiencia Todo ello antes de tomar en sus manos la responsabilidad de la vida de 3000 personas, en este caso. Se apunta que pudo ser debido a un golpe de mar o a una gran corriente marina, como causa natural, que desplazó el barco como un corcho.

Este nuevo Titánic se hundió como el mítico trasatlántico, aunque la tragedia no fue la de entonces. La pérdida millonaria no ha sido el gran barco, eso las compañías de seguros lo arreglarán, lo irrecuperable han sido las dos vidas perdidas, la muerte de dos seres anónimos e inocentes turistas, que seguro estarían en cubierta disfrutando de las hermosas y pacíficas islas del mar Egeo, sin percatarse que el mar también puede ser cruel.

ABRAHAM MÉNDEZ