CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

Está claro que toda persona que “toca poder político” se endiosa y se transforma más tarde o más temprano en un profeta, un iluminado o un gurú, y busca seguidores y admiradores. Hubo una vez un político llamado Damborenea que tuvo la pretensión de crear un nuevo partido, una tercera vía, una nueva corriente. Al parecer se chamuscó y jamás vio la luz. Es más se fundió. Eso mismo pasó con el Partido Reformista, del prestigioso Miguel Roca, al parecer “no tocaba”. También el Partido de los Ciudadanos-Ciutadans nueva formación nos sorprendió con 3 concejales, con una ideología de artistas, filósofos, profesores y escritores que luego ellos no se presentaron a las listas y en breve se debatirá entre el ser y no ser.

Hoy nos sorprendemos con las declaraciones del expresidente de la Generalitat señor Pasqual Maragall, persona a la que admiro y por lo tanto no lo descalificaré, aunque me tiene defraudado, desconcertado y perplejo por sus formas y maneras un tanto extravagantes de cambios y manifestaciones. Al parecer el señor Maragall siempre que va a Italia sufre una transformación y bebe de fuentes milagrosas que lo transportan a la imperiosa necesidad de crear algo nuevo, una nueva luz, un nuevo mensaje, ahora nos sale con la formación del Partido Demócrata Europeo. Ya no sé a quién creer, ni que hacer, ni a quien votar y si además me ponen otro partido el lío ya es tremebundo. Está claro que tenemos dos grandes partidos políticos, centrados, demócratas y europeos y otros menores con las mismas propuestas. La ideología o intereses de cada uno decantará nuestro voto. Pero no nos creen otro gurú al que seguir porque ya no creemos en milagros