31.12.07
CARTA Nº-1624-LA DIPLOMACIA
LA DIPLOMACIA:
En una comida de política municipal en Castelló d´Empúries (Girona) cuando fui secretario-tesorero del Grim (Grupo Independiente Municipal) conocí al señor José Coderch Planas, un diplomático de trato exquisito, educado, correcto, inteligente y preparado. Visité a su madre en varias ocasiones, toda una dama. Hará unos dos años que falleció prematuramente. Este diplomático fue nombrado Embajador en Cuba y Castro le negó el “placet”, la autorización. El diplomático discrepó de las actuaciones de Fidel y eso le cerró las puertas. En su tiempo fue “el hombre del presidente” señor Adolfo Suárez.
En los años 93/94 mantuve correspondencia, fax y conferencias con don Tomás de Chávarri, Embajador en Bangkok (Tailandia), sobre el caso de Yolanda Ming. Así también con don José Ignacio de Carvajal de Asuntos Exteriores, que se portó como una gran persona y profesional, informándome por carta de los adelantos o problemas para lograr la libertad, el indulto de la joven española condenada a cadena perpetua en la cárcel de Lardylao. Otros profesionales que actuaron en este tema quedaron en el anonimato. Al fin el Ministro de Asuntos Exteriores señor Javier Solana, nuestra Reina y unos intercambios militares lograron el perdón Real (10-1-94).
La Carrera Diplomática la instituyó Fernando El Católico en 1475, colocando Embajadores en varios lugares de Europa, la primera fue en la Santa Sede. Después de más de 500 años tenemos al prestigioso don Francisco Vázquez, que fue Alcalde de La Coruña, que aunque quizás no tiene la carrera diplomática es un gran valedor de la problemática Iglesia-Estado. Aunque últimamente se ha metido en “camisa de once varas”. Entiendo que los diplomáticos deben ser personas muy capaces temperal y psíquicamente. Es una carrera de máximo prestigio, no sé si debe venir de alta alcurnia, de familias acomodadas, naces o te haces para ese trabajo. Es seguro que necesitas ser de una “pasta especial”. Creo que ha de ser astuto, inteligente, ladino, sagaz, hábil y disimulado, entre otras virtudes y calificativos. El actor David Niven siempre actuaba como un gentleman, un lord inglés con monóculo y bastón y con su talante se mostraba flemático, elegante y casi siempre actuaba en las películas como diplomático, además de cómo un caradura con suerte.
Nuestro Ministro señor Miguel Ángel Moratinos, es obvio que no tiene el perfil del conocido actor, es rechoncho, con cara de buena persona, pero es uno de los mejores Ministros de Exteriores que hemos tenido. Es moderado, no se pone nervioso, es amable, es el hombre tranquilo, es aceptado por todos, sobre todo en países árabes, aunque Condolence Rice lo somete al “apartheit” por nuestra retirada de Irak y nuestras diferentes visiones de ver los conflictos. El señor Moratinos flemáticamente y a la “chita callando” va a la nuestra. Con la diplomacia se solucionan más problemas que con gritos, enfrentamientos, terrorismos o guerras. Los ciudadanos de a pié deberíamos tomar ejemplo de estas cultas y preparadas personas, aunque tengan sus “tics”, ya que nuestros enfrentamientos y peleas cotidianas no conducen a nada positivo. Aprendamos a ser diplomáticos, educados, correctos en nuestro trato con todos los seres humanos.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS- Escritor – www.museodelescritor.org
En una comida de política municipal en Castelló d´Empúries (Girona) cuando fui secretario-tesorero del Grim (Grupo Independiente Municipal) conocí al señor José Coderch Planas, un diplomático de trato exquisito, educado, correcto, inteligente y preparado. Visité a su madre en varias ocasiones, toda una dama. Hará unos dos años que falleció prematuramente. Este diplomático fue nombrado Embajador en Cuba y Castro le negó el “placet”, la autorización. El diplomático discrepó de las actuaciones de Fidel y eso le cerró las puertas. En su tiempo fue “el hombre del presidente” señor Adolfo Suárez.
En los años 93/94 mantuve correspondencia, fax y conferencias con don Tomás de Chávarri, Embajador en Bangkok (Tailandia), sobre el caso de Yolanda Ming. Así también con don José Ignacio de Carvajal de Asuntos Exteriores, que se portó como una gran persona y profesional, informándome por carta de los adelantos o problemas para lograr la libertad, el indulto de la joven española condenada a cadena perpetua en la cárcel de Lardylao. Otros profesionales que actuaron en este tema quedaron en el anonimato. Al fin el Ministro de Asuntos Exteriores señor Javier Solana, nuestra Reina y unos intercambios militares lograron el perdón Real (10-1-94).
La Carrera Diplomática la instituyó Fernando El Católico en 1475, colocando Embajadores en varios lugares de Europa, la primera fue en la Santa Sede. Después de más de 500 años tenemos al prestigioso don Francisco Vázquez, que fue Alcalde de La Coruña, que aunque quizás no tiene la carrera diplomática es un gran valedor de la problemática Iglesia-Estado. Aunque últimamente se ha metido en “camisa de once varas”. Entiendo que los diplomáticos deben ser personas muy capaces temperal y psíquicamente. Es una carrera de máximo prestigio, no sé si debe venir de alta alcurnia, de familias acomodadas, naces o te haces para ese trabajo. Es seguro que necesitas ser de una “pasta especial”. Creo que ha de ser astuto, inteligente, ladino, sagaz, hábil y disimulado, entre otras virtudes y calificativos. El actor David Niven siempre actuaba como un gentleman, un lord inglés con monóculo y bastón y con su talante se mostraba flemático, elegante y casi siempre actuaba en las películas como diplomático, además de cómo un caradura con suerte.
Nuestro Ministro señor Miguel Ángel Moratinos, es obvio que no tiene el perfil del conocido actor, es rechoncho, con cara de buena persona, pero es uno de los mejores Ministros de Exteriores que hemos tenido. Es moderado, no se pone nervioso, es amable, es el hombre tranquilo, es aceptado por todos, sobre todo en países árabes, aunque Condolence Rice lo somete al “apartheit” por nuestra retirada de Irak y nuestras diferentes visiones de ver los conflictos. El señor Moratinos flemáticamente y a la “chita callando” va a la nuestra. Con la diplomacia se solucionan más problemas que con gritos, enfrentamientos, terrorismos o guerras. Los ciudadanos de a pié deberíamos tomar ejemplo de estas cultas y preparadas personas, aunque tengan sus “tics”, ya que nuestros enfrentamientos y peleas cotidianas no conducen a nada positivo. Aprendamos a ser diplomáticos, educados, correctos en nuestro trato con todos los seres humanos.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS- Escritor – www.museodelescritor.org