CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

Este número capicúa bien podría ser el de la suerte en la lotería, los ciegos o la primitiva, pero no. No me refiero a la buena gente de Radio Barcelona-SER que es su dial. El número 666 se aplica al mal, al día de la bestia, del demonio. Con ese número de mal presagio se conjugan una serie de fuerzas demoníacas, donde aparece Belcebú y las calderas de Pedro Botero se quedan pequeñas para cocer a todo el que cae en sus garras, a tanto descarriado o sinvergüenza que corre por el mundo. Las cartas astrales vaticinan, cuando se dan esas conjunciones, actos terroríficos, apariciones fantasmagóricas, el coco que volverá para asustar a los niños y hasta el hombre del saco se unirá a la maléfica fiesta. La fecha “el 6 del 6 del 6” se repetirá cada 100 años (2106) y 1.000 (3006) en volver a aparecer.
No escribo de la venida a este mundo, del nacimiento de un nuevo ser o visionarios como Hitler, Pol-Pot, Idi-Amin, Aznar, Buch, Fidel, Sadam o Pinochet, hay tantos, o de nuevos cuatro jinetes del Apocalipsis, si no de algo mucho peor. El día 6 de Junio de 2006 (666) coincide en el calendario con esos números fatídicos, de mal augurio. Ese día será el del fuego que no cesa, de las apariciones, de los juicios finales, la peste negra. La espada del Lucifer, el demonio caerá sobre los mortales. Estad vigilantes ese día, ser temerosos, cuidado con tu sombra, porque a la más mínima cualquier “tonto del nabo”, mago o profeta os puede embaucar en alguna nueva profecía o timo de sellos. Ese día ningún dios mayor o menor podrá salvaros. Las fuerzas de la naturaleza saldrán de las tumbas y os pedirán cuentas.
No enchufar la tele ese día pues la bestia reside en su interior, en sus imágenes pueden aparecer espectros que os absorverán. Más allá del límite en TV-4 Milenio, magnífico programa, verás las fuerzas oscuras que nos invadirán y nos comerán crudos. Por ello ¡arrepentios, cobardes!, ¡pecadores recalificadores!, ¡malditos, temblad!. Algunos levitaremos en el limbo, si no lo evita el famoso sacerdote, el exorcista padre Fortea. ¡Corruptos flagelaros!, poneros silicios, porque otros más débiles nos tendremos que duchar con agua bendita, para limpiar nuestras conciencias. Hasta hay parturientas, alguna que otra María Magdalena, que no desea tener a su hijo ese fatídico día con la marca del 666, por si nace el anti-cristo. No sé si el monje albino de Silos, de El Código, tendrá algo que ver ese día o el Opus, véte tú a saber, el miedo es libre.
Proveeros de un martillo y una afilada madera, por si aparece el drácula de turno. Tened cruces, ajos, cebollas en cantidad, porque serán “historias para no dormir”, como las de la terrible familia Ibáñez (TV-1). ¡Qué bueno es reírse de tanto en tanto, de tanta tontería!. Porque resulta que el mal lo tenemos junto a nosotros y no depende de un número, ni de una letra, sino de lo terrible que sea el despertar de las bacterias, virus o enfermedades que provocan el ébola, el cáncer, el sida, el mal de las vacas locas o de la gripe del pollo, que solo nos faltaba eso. Con todo lo terrorífico que resulta lo descrito es posible que ello no acabe con el género humano, sino que será nuestra propia estupidez, la avaricia, nuestros egoísmos, los fanatismos y las bombas nucleares. Todas las fobias, filias e istmos son enfermizos. Y esto no es de risa, porque se puede aniquilar el planeta y toda la vida que hay en él. ¿Pasará el 6 de junio y vendrá el 7, el 8, el...?
El otro profeta.