23.5.06

 

EL TIMO DE LA ESTAMPITA

El desaparecido periodista y escritor de sucesos Enrique Rubio, nos advirtió en sus libros y tertulias de una serie de timos, trampas y trucos (triple T), se emplean para “afanar” el bolsillo del incauto de turno y de aligerar la cuenta corriente del que cree estar haciendo un suculento negocio, porque los otros somos idiotas. El clásico timo de la estampita, es el que se te acerca y haciéndose el lelo te ofrece algo, un número premiado, un reloj de marca, una joya de reyes, por la mitad de su valor, un compinche se te aproxima disimuladamente y te “hace la cama” para que “pique el pichón”. Hay más jerga en el mundo de los hampones, pero hoy para muestra este botón o estampita, o mejor dicho un sello.

Toda mi vida he sido coleccionista de algo, jamás pensé en hacerme rico con nada de lo que con mimo, esfuerzo y dinerito coleccionaba. Y menos pensé en poner mis modestos ahorros de toda una vida en unos sellos, que no están en el circuito normal de valoraciones, o por lo menos a esos precios tan desorbitados. Alguien pensó que se podía vivir de rentas invirtiendo en sellos sobrevalorados. Aún confío en que no sea un timo, si no una idea piramidal, pero con valores reales, tangibles, con fincas, bienes, terrenos y los 10 kilitos encontrados en un zulo, y no simplemente en sellitos bien enfoliados.

Este asunto debe tratarse como a los capos de la droga cuando los pescan y los condenan, que los bienes se incautan y sirven para pagar las deudas, en este caso de los afectados, empleados y clientes, aquí ni Hacienda ni la Sdad.Social debería cobrar. No entro en la forma, ni en el fondo, pero los verdaderos coleccionistas y Filatelias no compraron ni un sellito de estos. Muchos lo sabían, era vox populi, pero como siempre la avaricia, la necesidad y los altos intereses te incitan a meter tus ahorros donde sea. Confío que no pidan al resto de los ciudadanos, ni a la Administración la devolución de su mala inversión, porque mientras cobraban sus dineritos, ninguno se acordó de nosotros, en cambio seguro se reían del que no lo ponía, por desconfiados nosotros y muy listillos ellos. Los refranes sirven para algo: “nadie da duros (euros) a 4 pesetas”.

Abraham Méndez Ramos

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