15.6.07
RAÍCES PROFUNDAS
La época en que el hombre apareció en la tierra se pierde en el reloj del tiempo. Unas teorías dicen que provenimos del África profunda y que la humanidad se expandió por toda la tierra conocida, minuto arriba o abajo, de esto hará 15 millones de años. Aunque el gran pavo de 15 metros de altura, que acaban de encontrar en Mongolia data de hace 75 millones de años. Más cercano en el tiempo los Egipcios nos dejaron un legado de pirámides, dioses, culturas, misterios y la famosa piedra Roseta, con la que el maestro Champolión pudo descifrar los maravillosos y simples jeroglíficos. Otras formas de vida en la tierra como los Polinesios o los Vikingos que en sus viajes o desplazamientos descubrieron antes las américas que nuestro Cristóbal Colón.
En España también tenemos vestigios de nuestros antepasados las Cuevas de Altamira y las excavaciones en Atapuerca son el paradigma, misterios lejanos que nuestros investigadores descubren día a día. Al igual que intentan descifrar si alguna de las miles de tumbas de Jerusalén pertenece a Jesús, ya que en una de ellas hay señales con signos arameos o etruscos, donde se lee Jesús, hijo de María y de José. Y en China descubrieron una momia en el desierto de Taklamakán a 3.500 kilómetros de Pekín, un hombre al que llaman Cherchen en la región de Xinjuang, donde se han lanzado hasta 40 bombas atómicas para probar su efectividad. Un ser humano que data de hace 4 mil años a.C., que resulta tiene rasgos y vestimentas occidentales, no chinos o asiáticos. Ello puede demostrar que ese lugar de la tierra primero estuvo habitada por grecolatinos, indios o persas. Un grupo de separatistas chinos que se creen descendientes de esa “gente blanca” reivindican “su” territorio y alegan que ellos no son chinos, si no de una etnia autóctona.
Eso mismo sucede en España con los terroristas de ETA, movimiento separatista y criminal, que reivindican Euskadi, Navarra y pronto hasta Cuenca o El Ándalus como los árabes, ya que se creen sus propietarios y legítimos descendientes de los primeros vascos, porque su ADN es diferente, cuando deben saber que están más cerca del África o de tribus de las montañas del Gran Atlas que hablan un dialecto parecido al euskera. Es por ello que es imposible reclamar algo como propio si las raíces de la humanidad se encuentran en lugares tan insólitos, por diásporas, inclemencias del tiempo, meteoros, desiertos, glaciares, el hambre o las guerras que hicieron que nuestros ancestros viajaran, como Marco Polo, por toda la tierra. Es decir que nadie es de donde se cree que es, porque aún no sabemos quienes somos, qué queremos, ni a donde vamos. Lo que si es cierto es que uno es de “donde pace y no de donde nace”.
En España también tenemos vestigios de nuestros antepasados las Cuevas de Altamira y las excavaciones en Atapuerca son el paradigma, misterios lejanos que nuestros investigadores descubren día a día. Al igual que intentan descifrar si alguna de las miles de tumbas de Jerusalén pertenece a Jesús, ya que en una de ellas hay señales con signos arameos o etruscos, donde se lee Jesús, hijo de María y de José. Y en China descubrieron una momia en el desierto de Taklamakán a 3.500 kilómetros de Pekín, un hombre al que llaman Cherchen en la región de Xinjuang, donde se han lanzado hasta 40 bombas atómicas para probar su efectividad. Un ser humano que data de hace 4 mil años a.C., que resulta tiene rasgos y vestimentas occidentales, no chinos o asiáticos. Ello puede demostrar que ese lugar de la tierra primero estuvo habitada por grecolatinos, indios o persas. Un grupo de separatistas chinos que se creen descendientes de esa “gente blanca” reivindican “su” territorio y alegan que ellos no son chinos, si no de una etnia autóctona.
Eso mismo sucede en España con los terroristas de ETA, movimiento separatista y criminal, que reivindican Euskadi, Navarra y pronto hasta Cuenca o El Ándalus como los árabes, ya que se creen sus propietarios y legítimos descendientes de los primeros vascos, porque su ADN es diferente, cuando deben saber que están más cerca del África o de tribus de las montañas del Gran Atlas que hablan un dialecto parecido al euskera. Es por ello que es imposible reclamar algo como propio si las raíces de la humanidad se encuentran en lugares tan insólitos, por diásporas, inclemencias del tiempo, meteoros, desiertos, glaciares, el hambre o las guerras que hicieron que nuestros ancestros viajaran, como Marco Polo, por toda la tierra. Es decir que nadie es de donde se cree que es, porque aún no sabemos quienes somos, qué queremos, ni a donde vamos. Lo que si es cierto es que uno es de “donde pace y no de donde nace”.
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Hola, saludos desde Iquique-Chile. Quisiera saber dos cosas; la primera ¿donde puedo conocer el listado de ganadores del premio a la carta manuscrita; la libertad? y segundo ¿como puedo conseguir el libro de cartas manuscritas de este año si soy de Chile? ¿como puedo comprarlo?. Espero respuesta.
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