CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

El poeta Shakespeare (Chespir para los amigos), hoy se duda de su legitimidad, nacimiento y calidad literaria, creemos que dejó para la reflexión la frase: “Dormir, soñar, tal vez morir”. Se supone, aún no lo he probado, pero todo llegará, que la mejor muerte debe ser la de acostarte plácidamente, dormir, soñar y no levantarte de ese sueño eterno. De momento solo soy un nuevo insomne. Mientras sueñas estás vivo en tu mente y en ese éter los sueños te acompañan, como al faraón de turno lo acompañaron sus riquezas, alimentos y los arquitectos de turno que la palmaron con él, salvo algún vivo que supo escabullirse.

El sueño del muerto, quizás le haga revivir, es por eso que no debe importar morir soñando. Pero será importante que en tus desvelados e insomnes noches, sueñes algo bueno, positivo, de amor, ayuda, generosidad, porque a cualquier lugar lejano que te lleve la muerte, seguirás soñando con hermosos sentimientos y valores humanos. No creas, como creen los islamistas integristas que al morir vas a un paraíso de mieles y vírgenes, con derecho de “pernada”. Jóvenes pagados y que tienen lavado el cerebro, que al morir autoreventados con cinturones de dinamita enrollados a sus cuerpos se llevan inocentes vidas por delante.

Si un día te acuestas sobre mullida cama o sobre cartones en un cajero o boca de metro, debes procurar que tu sueño sea dulce, placentero, de paz, de concordia, de perdón hacia una sociedad que pasa por tu lado y te mira, pero no te ve. No sueñes guerras, enfrentamientos o muertes, porque si no allá donde te lleve el sueño de la muerte tendrás sueños con demonios que te escarnecerán y hasta puedes ir a parar a las caldera de Pedro Botero y el calor debe ser horrible porque el cambio de clima en ese lugar hace siglos que comenzó.

¿Es filosofía barata o vale la pena pensarlo ? ¿Dormir, soñar, morir quizás o revivir? ¿Chi lo sá? ?