10.10.07
GOLPES DE ESTADO
Hay golpes de Estado que pueden estar justificados, otros son despreciables. En la mayoría de los casos los gobernantes derrocados son por corruptos, sátrapas o miserables dictadores. Solo miran para sí y para su séquito de babosos, que se benefician de las migajas que les da su mandamás. Cada época se hacen golpes de Estado. No me remitiré al pasado, a las revueltas de los pueblos oprimidos por nerones, rudos militares, clero, reyes o reyezuelos, ha habido golpes de todos los colores, el perdedor siempre ha sido el ser humano y su color ha sido el rojo de la sangre derramada. El pueblo en todo tiempo ha sido masacrado, humillado y empobrecido.
En Cuba Fidel Castro con el pueblo a su lado venció al dictador Batista, luego Castro se transformó en un dictador de ultra izquierda y su revolución no sirvió para nada, solo para llevar la pobreza y el aislamiento de su país, Ernesto Che Guevara no lo hubiera permitido. El General Franco protagonizó un alzamiento nacional, una guerra fraticida contra el gobierno legal de la República. El error de ambos fue apoltronarse más de 40 años en el poder. El déspota Shadam Hussein de Irak ayudado por EE.UU protagonizó un cruento golpe de Estado, luego sus propios aliados lo derrocaron, por su fanfarronería de bombas de cartón y el rico petróleo y otros lo ahorcaron. En Birmania un golpe de Estado envió a la cárcel a la dirigente que ganó las elecciones. El señor Hugo Chávez de Venezuela se alzó en armas cuando era militar, en un golpe de Estado contra su gobierno, no prosperó. Hoy es presidente, dios de dioses mediático y dueño del petróleo de Venezuela, con los votos quieran o no, guste o no guste, del pueblo soberano. El general Pervez Musharraf jefe de Estado de Pakistán conquistó el poder con un golpe de Estado incruento en 1999. Acaba de ganar en las urnas el favor de los ciudadanos, esperemos salga bien y no sea un dictador en potencia. En España el Guardia Civil Alfonso Tejero, golpista de la frustrada trama del 23-F, acabó con sus mesiánicos ideales de dictador militar en la cárcel. Aún se está buscando al “elefante blanco” el ideólogo del golpe. Otro añorado de épocas doradas franquista fue el viejo general Milans del Bosch que sacó en Valencia los tanques a la calle para amedrentar al pueblo.
Otros golpes de Estado, a modo de golpes bajos, son los protagonizados por los políticos que juegan ser dioses y pasar a la historia como salvadores de patrias, chicas o grandes. El absolutista Lehendakari del País Vasco, señor J. J. Ibarretxe, presentó hace unos años un plan tipo Estatuto que fue rechazado por todas las fuerzas democráticas representantes del pueblo, no se adaptaba a nuestra Constitución. Hoy nos vuelven ha amenazar, al pretender un referendo ilegal. Quiere que el pueblo decida su futuro y vote, pero solo los suyos de su RH, de puros genes vascos o los de primitivos orígenes. Desconociendo que la mezcla de los pueblos por trashumancias o emigraciones es una rica realidad en Euskadi. Le dimiten los mejores como J. J. Imaz y excita a HB y ANB ha ser más radicales en sus propuestas, y así les va: todos a la cárcel. Vuelve a ignorar que existe una Constitución, aunque él la ha jurado o prometido por imperativo legal, que nos protege, ampara y dirige los destinos de nuestros designios. Con lo fácil que es hacer propuestas y buscar apoyos democráticos y exigir un cambio, modificación o ampliación de la Constitución Española. Puede pedir, no tan solo un nuevo Estatuto, sino transformarse en una Nación o un Estado Federal, donde podría obtener la independencia del poder central, sin rupturas, ni golpes de Estado políticos.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS
En Cuba Fidel Castro con el pueblo a su lado venció al dictador Batista, luego Castro se transformó en un dictador de ultra izquierda y su revolución no sirvió para nada, solo para llevar la pobreza y el aislamiento de su país, Ernesto Che Guevara no lo hubiera permitido. El General Franco protagonizó un alzamiento nacional, una guerra fraticida contra el gobierno legal de la República. El error de ambos fue apoltronarse más de 40 años en el poder. El déspota Shadam Hussein de Irak ayudado por EE.UU protagonizó un cruento golpe de Estado, luego sus propios aliados lo derrocaron, por su fanfarronería de bombas de cartón y el rico petróleo y otros lo ahorcaron. En Birmania un golpe de Estado envió a la cárcel a la dirigente que ganó las elecciones. El señor Hugo Chávez de Venezuela se alzó en armas cuando era militar, en un golpe de Estado contra su gobierno, no prosperó. Hoy es presidente, dios de dioses mediático y dueño del petróleo de Venezuela, con los votos quieran o no, guste o no guste, del pueblo soberano. El general Pervez Musharraf jefe de Estado de Pakistán conquistó el poder con un golpe de Estado incruento en 1999. Acaba de ganar en las urnas el favor de los ciudadanos, esperemos salga bien y no sea un dictador en potencia. En España el Guardia Civil Alfonso Tejero, golpista de la frustrada trama del 23-F, acabó con sus mesiánicos ideales de dictador militar en la cárcel. Aún se está buscando al “elefante blanco” el ideólogo del golpe. Otro añorado de épocas doradas franquista fue el viejo general Milans del Bosch que sacó en Valencia los tanques a la calle para amedrentar al pueblo.
Otros golpes de Estado, a modo de golpes bajos, son los protagonizados por los políticos que juegan ser dioses y pasar a la historia como salvadores de patrias, chicas o grandes. El absolutista Lehendakari del País Vasco, señor J. J. Ibarretxe, presentó hace unos años un plan tipo Estatuto que fue rechazado por todas las fuerzas democráticas representantes del pueblo, no se adaptaba a nuestra Constitución. Hoy nos vuelven ha amenazar, al pretender un referendo ilegal. Quiere que el pueblo decida su futuro y vote, pero solo los suyos de su RH, de puros genes vascos o los de primitivos orígenes. Desconociendo que la mezcla de los pueblos por trashumancias o emigraciones es una rica realidad en Euskadi. Le dimiten los mejores como J. J. Imaz y excita a HB y ANB ha ser más radicales en sus propuestas, y así les va: todos a la cárcel. Vuelve a ignorar que existe una Constitución, aunque él la ha jurado o prometido por imperativo legal, que nos protege, ampara y dirige los destinos de nuestros designios. Con lo fácil que es hacer propuestas y buscar apoyos democráticos y exigir un cambio, modificación o ampliación de la Constitución Española. Puede pedir, no tan solo un nuevo Estatuto, sino transformarse en una Nación o un Estado Federal, donde podría obtener la independencia del poder central, sin rupturas, ni golpes de Estado políticos.
ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS