CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

Muchos teólogos, sacerdotes y misioneros de la liberación religiosa denuncian las caducas ideas que aún mantiene la Santa Madre Iglesia, en este caso los jerarcas de El Vaticano. Quieren conservar un oscurantismo del mensaje Divino y ofrecen malas transcripciones de los relatos Bíblicos. Siguen con sus aquelarres, imposiciones y nuevas formas de inquisición. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha dudado de su propia existencia, ¿que soy, que hago, a donde voy? Los cristianos se han rebelado contra dictaduras religiosas internas Algunos curas se han “tirado a la calle” en defensa de colectivos menos favorecidos, como los curas del “Pozo del Tío Raimundo” Muchos sacerdotes del tercer mundo se “tiran al monte” y han perdido sus vidas por mantener y ofrecer unos consuelos, unas soluciones a los necesitados, que han precisado del calor y la comprensión del ser humano en la tierra y no del celestial en lo desconocido. Curas denominados de izquierdas, obreros o sociales que leían a Marx. Jesuitas como el padre Pedro Arrupe el “papa negro”, Ellacuría y otros muchos a los que se niegan la beatificación. No fueron monjes de convento, si no que bajaron a la calle y estuvieron con su pueblo, pero pacíficamente. Intentando paliar el hambre, la injusticia, la pobreza y las miserias físicas y psíquicas. El Jesuita Kolvenbach “el papa gris” dijo una vez que cuando estuvo en Roma aprendió el “vaticanés” para comprender lo difícil de la política religiosa.

Los peores religiosos son los que justifican o amparan el terrorismo y buscan excusas a las continuas muertes que ha producido una banda de asesinos, y no por un ideal cristiano, si no separatista, por ideas políticas, por desunir unas tierras, unos hombres de otros. Durante 30 años se han fomentado odios, enfrentamientos fraternales y se bendijeron los asesinatos. Se protegió a delincuentes, terroristas que se escondieron bajo las faldas del sacerdocio y el techo sagrado de una Iglesia. El obispo emérito de San Sebastián, Don José Mª Setién fue un rebelde de una causa equivocada. Se afirmó que era el cura amigo de ETA. Jamás llamó criminales a los terroristas, aunque reventaran a niños inocentes. Y dijo: “la Iglesia no condena el recurso a la fuerza en legítima defensa”. Los actos pasivos han dado siempre alas a los terroristas, las justificaciones de políticos, sociedad y clero aumentó las barbaridades y las incomprensiones.

La sociedad cambió con la muerte del dictador, pero los terroristas siguieron con los secuestros, extorsiones y matanzas. La solución no es sólo acercar a los presos al país vasco, la terminación pasa porque la Iglesia se implique y quiera acabar con esta tragedia. El señor Setién dice: “Esta sociedad tiene que hacer un esfuerzo para penetrar en la complejidad de ETA” Opino que no tenemos que hacer ningún esfuerzo para comprender su locura, hoy disponemos de suficientes mecanismos de paz, libertad, democracia, de formación, educación y de nuevas vías pacíficas. Los verdugos de ETA han matado con total impunidad, muchos jóvenes han perdido su futuro, sus carreras, sus familias, hijos y amigos por defender una causa con las armas y no en las urnas. Muchos santurrones los ayudaron y hoy se dan cuenta del error, es tarde para arrepentirse, pero es mejor un acto de contrición a tiempo, que más muertes en la conciencia.

ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS