21.11.07

 

ERNEST LLUCH (in memorian)

La placa de una calle decía simplemente: “Calle de ERNEST LLUCH”. Me he quedado perplejo. Ni una sola referencia de quien era, donde nació, que hizo o quien lo asesinó. Suele suceder la mayoría en las calles, que los Ayuntamientos son parcos en reconocimientos e información del nomenclátor de seres humanos que han destacado en sus vidas. Los de su generación sí sabemos quien era y que fue asesinado por la banda terrorista ETA. Una placa debe recordar sucintamente la vida del finado y reflejar un mínimo de la biografía de la persona homenajeada perpetuamente. Fue detenido por el franquismo, Rector de Universidad, Congresista, Diputado, Ministro de Sanidad…

Ernest Lluch fue asesinado traidoramente el 21-11-2000, sin ninguna necesidad, ni beneficio para nadie, por la locura de una banda que extorsiona, secuestra y asesina. Que exigen la independencia de la que creen solo es “su tierra” y que está invadida por extranjeros. Jamás les importó el pueblo, el trabajo, el bienestar, la educación, la formación de los niños, ni el cuidado de los ancianos, ni el progreso de las empresas de “su tierra” Hoy, casi, toda la cúpula de esta barbarie está en la cárcel El Gobierno intentó el diálogo, al igual que lo procuraron otros gobernantes, pero los terroristas sólo imponen y no proponen. Espero estén muchos años en la cárcel pagando los 40 años de barbaridades y los miles de muertos y lisiados físicos y mentales que han dejado por el camino. La historia por intereses creados siempre se ha escrito como han querido los radicales y en el caso del País Vasco, siguen “comiéndole el coco” a sus niños y jóvenes, negando su vecindad, hermandad y contra España, que al parecer, amalgama todos los males de los vascos. El bueno de Ernest Lluch conocía bien la historia y quiso enseñarla como buen maestro y dialogante, pero no hay peor sordo que el que no quiere oír y además te matan por tus opiniones. El señor Lluch sabía los problemas catalán, valenciano y vasco y siempre buscó en Euskadi el diálogo por caminos constitucionales. Todo tenía arreglo menos esa muerte.

Gloria, honor y recuerdo a las víctimas de ese genocida terrorismo. La memoria ayuda a ver el paso de la vida y nos exige seguir en la vía del firme diálogo, pero amparados en la justicia y las leyes de democráticas. La única solución es el final del terror, la entrega de las armas y el reconocimiento de los graves errores, quizás por ambas partes. Los que tengan las manos manchadas de sangre y sus responsables deben pagar el dolor causado. La sociedad, siempre es generosa y sabrá valorar el esfuerzo de esa minoría y las tierras vascas obtendrán el mejor de los futuros, de paz, prosperidad y hermandad, como pregonó Ernest Lluch.

ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS

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