5.9.06
EL DETECTIVE PÚBLICO Nº 1
He leído una entrevista que le han realizado al decano de los detectives privados españoles, el conocido señor Eugenio Vélez-Troya. Creo que hoy día su agencia la regenta su hija. Pero permítanme que recuerde uno de sus 84.432 casos en los que participó.
Una empresa requirió los servicios del conocido investigador, ya que cada noche desaparecía dinero de uno de los cajones de un jefe. Como eran varios los empleados que pasaban por esa zona, era difícil saber quién podía ser. El señor Vélez-Troya un día impregnó una serie de billetes “verdes de 1.000 pesetas” con unos polvos incoloros, indetectables al ojo humano. Al día siguiente llamó a un despacho a varios trabajadores y les hizo una encuesta sobre diferentes temas, al tiempo con unas gafas especiales veía las prendas de las personas. Al finalizar ya sabía quienes eran los culpables. Un empleado tenía el producto impregnado en una mano y nada más, preguntado justificó que encontró “mil pelas” y las devolvió. Era cierto. Pero al otro se le detectó en las dos manos y dos bolsillos el chivato polvo. Era la prueba de que el infiel y chorizo empleado se había apropiado del dinero. Fue un trabajo excelente, limpio y discreto del detective nº 1.
El Museo Internacional del Detective que pretende instalar en su pueblo natal de Torre de Juan Abad (Ciudad Real) debería contar con la colección que tenía el desaparecido periodista y escritor de El Caso y El Porqué señor Enrique Rubio, a mí en vida me regaló un boli-pistola, y aún conserva su viuda doña Victoria Méndez valiosos objetos. Y aún más, todo el colectivo de edición de novela negra y al frente Don Francisco González Ledesma, recién premio Bcnegra por el Ayuntamiento de Barcelona, es seguro que colaborarían con él señor Vélez-Troya.
ABRAHAM MENDEZ RAMOS
Escritor-Autor del thriller
“El Molino de la Vida”
Una empresa requirió los servicios del conocido investigador, ya que cada noche desaparecía dinero de uno de los cajones de un jefe. Como eran varios los empleados que pasaban por esa zona, era difícil saber quién podía ser. El señor Vélez-Troya un día impregnó una serie de billetes “verdes de 1.000 pesetas” con unos polvos incoloros, indetectables al ojo humano. Al día siguiente llamó a un despacho a varios trabajadores y les hizo una encuesta sobre diferentes temas, al tiempo con unas gafas especiales veía las prendas de las personas. Al finalizar ya sabía quienes eran los culpables. Un empleado tenía el producto impregnado en una mano y nada más, preguntado justificó que encontró “mil pelas” y las devolvió. Era cierto. Pero al otro se le detectó en las dos manos y dos bolsillos el chivato polvo. Era la prueba de que el infiel y chorizo empleado se había apropiado del dinero. Fue un trabajo excelente, limpio y discreto del detective nº 1.
El Museo Internacional del Detective que pretende instalar en su pueblo natal de Torre de Juan Abad (Ciudad Real) debería contar con la colección que tenía el desaparecido periodista y escritor de El Caso y El Porqué señor Enrique Rubio, a mí en vida me regaló un boli-pistola, y aún conserva su viuda doña Victoria Méndez valiosos objetos. Y aún más, todo el colectivo de edición de novela negra y al frente Don Francisco González Ledesma, recién premio Bcnegra por el Ayuntamiento de Barcelona, es seguro que colaborarían con él señor Vélez-Troya.
ABRAHAM MENDEZ RAMOS
Escritor-Autor del thriller
“El Molino de la Vida”
# posted by ABRAHAM MENDEZ @ 3:19 p. m. 
