CARTAS AL DIRECTOR - Abraham Méndez

Sobre los años 50 las hazañas bélicas en cromos, películas y tebeos eran la delicia de los jóvenes, los devorábamos sin saber el alcance real de lo que significaba. En las películas de indios no veíamos la de muertos que provocaba el V de Caballería de la Brigada Ligera, aunque fueran en el celuloide o el papel, la mayoría eran tomadas de la vida real, donde siempre ganaban los americanos y los malos eran los pobres indios. Objetivo Birmania fue una película muy singular que marcó y enardeció a muchos jóvenes. El héroe era Errol Flynn, el guaperas de turno, el chico de la peli, el que se quedaba con la chica más guapa, el desfacedor de entuertos, el salvapatrias, etcétera. Al devenir en adulto observé la realidad de la vida. No todo era del color del cristal con que se miraba.

En aquel entonces Birmania y otras zonas eran un caos de guerras, drogas y estrategias geo políticas. Al cabo de unos años la conocida Birmania se transformó en Myanmar. Un golpe de estado, en 1962, se hizo con los destinos de esa nación. Una Junta Militar dirige con mano de hierro esa nación. En el año 1988 una protesta de ciudadanos la acalló el ejército con dos mil cadáveres. Hace 17 años (1990) se celebraron las últimas elecciones que ganó en las urnas una mujer, hoy de 62 años, llamada Aung San Suu Kyi, de la Liga Nacional Democrática, a la que concedieron el Novel de la Paz. Desde que ganó las elecciones los dictadores militares la recluyeron en su casa y está privada de su derecho de libertad y democracia para su pueblo.

Hoy el clero, los monjes budistas se enfrentan pacíficamente al mano militar. Se dice que 10.000 de estos sacerdotes pretenden hacer una protesta contra sus dominadores y que cambien las formas de gobierno. Se ha sumado el pueblo, ya son unas 300.000 personas en diversas ciudades de Birmania. Los bestias de los antidisturbios del ejército han cargado contra los ciudadanos, no les importa una masacre, contra su propio pueblo. EE.UU., India, China y los países más poderosos de la tierra no tenían que haber permitido ni un solo muerto, han de actuar de inmediato antes de que sea más tarde. Lo que me extraña es que el líder espiritual del Budismo el Dalai Lama no se presenta delante de sus pupilos ofreciendo sus manos de paz, como un Ghandi, en lugar de estar viajando por el mundo. Si esta barbaridad no lo soluciona la religión, ya no lo arregla ningún dios. Hay que recordar que en España, los religiosos se unieron al poder del dictador y duró 40 años.


ABRAHAM MÉNDEZ RAMOS